Ellie la Nutria Prueba Cosas Nuevas
Por Bill Conley
La moraleja de la historia:
Tener una mente abierta y ser
aventurero te ayuda a crecer como una persona amable, valiente y respetuosa.
Decir “no quiero eso” o “no me gusta eso” antes de probar algo cierra la puerta
a experiencias maravillosas. Escuchar, obedecer y tratar a tus padres con
respeto demuestra que confías en ellos para guiarte bien. La vida está llena de
sorpresas, ¡pero solo si estás dispuesto a decir “sí” con un corazón alegre!
Ellie la Nutria vivía en la orilla
del Río Ondulado con su gran y amorosa familia. Era rápida en el agua, genial
lanzando piedras planas, y le encantaba jugar a las atrapadas con sus primos.
Pero Ellie tenía un pequeño hábito
que a veces hacía las cosas difíciles.
Cada vez que sus padres sugerían
algo nuevo, cruzaba los brazos y decía:
—¡No quiero!
—¡No me gusta eso!
—¡Eso suena aburrido!
Ya fuera probar una comida nueva,
ayudar con un quehacer, o ir a un lugar desconocido, la respuesta de Ellie
siempre era la misma: no.
Una mañana, su mamá llamó:
—¡Ellie, ven a ayudarme a recoger bayas del río para el desayuno!
—No quiero —resopló Ellie—. ¿Por qué
no podemos comer tortitas de nutria otra vez?
—Eso no es muy respetuoso —dijo
suavemente su papá—. Te pedimos que ayudes. Es parte de ser una familia.
Ellie puso los ojos en blanco.
—Ugh, está bien —murmuró, arrastrando las patas.
Sus padres se miraron, preocupados.
Más tarde ese día, la tía Olive
invitó a Ellie y sus primos a un nuevo parque de juegos al otro lado del río.
—¡Hay una cuerda para columpiarse,
un árbol para trepar, y un tobogán hecho de piedra lisa! —dijo emocionada la
tía Olive.
Ellie se encogió de hombros.
—No me gustan los columpios de cuerda.
—Nunca has probado uno —dijo su
primo Milo.
—Pues no quiero probar —soltó Ellie
con brusquedad.
Esa noche, Ellie se sentó en su
habitación, refunfuñando.
—¿Por qué todos quieren que haga cosas que no quiero hacer?
Su mamá entró y se sentó al borde de
su cama.
—Ellie, ¿puedo decirte algo importante?
Ellie asintió lentamente.
—Cuando siempre dices “no”, te
pierdes muchas aventuras. Y cuando contestas mal o te niegas a escuchar, nos
duele el corazón. Te amamos. Queremos enseñarte a ser valiente, no malcriada.
Los ojos de Ellie se llenaron de
lágrimas.
—No estoy tratando de ser mala...
—Lo sé —dijo mamá con dulzura—. Pero
ser respetuosa significa escuchar, intentar, y confiar en que tus padres saben
lo que es mejor.
Al día siguiente, algo cambió en
Ellie.
Cuando su papá le pidió ayuda para
empacar bocadillos para el picnic junto al río, se levantó y dijo:
—¡Está bien!
Cuando su mamá le ofreció una raíz
crujiente de espadaña, Ellie frunció la nariz… pero la probó de todos modos.
—Hmm —dijo, masticando—. En realidad
está bastante buena.
Más tarde esa tarde, sus primos le
rogaron que probara el columpio de cuerda.
Ellie se congeló.
No quería parecer asustada. Pero
estaba un poco asustada.
Entonces recordó lo que su mamá
había dicho: sé valiente, no malcriada.
—Está bien —dijo—. Lo probaré… una
vez.
Subió al borde, agarró la cuerda, y
saltó.
¡Wheeee!
El viento le acarició el pelaje. Sus
patas rozaron el agua. Y su corazón saltó de alegría.
—¡Eso fue increíble! —rió.
Sus primos aplaudieron.
—¿Ves? ¡Sí te gusta!
Esa noche, de regreso en casa, Ellie
ayudó a poner la mesa, limpió su plato y hasta se cepilló la cola sin que se lo
pidieran.
Su papá sonrió.
—Estamos orgullosos de ti, Ellie. Hoy has sido amable, respetuosa y valiente.
Ellie sonrió radiante.
—¡En realidad se siente muy bien!
Desde entonces, cada vez que algo
nuevo se le presentaba—como una comida nueva, una regla nueva o un reto
nuevo—Ellie se detenía antes de decir “no quiero” o “no me gusta eso”.
En su lugar, decía:
—Lo voy a intentar.
—Está bien, veamos qué pasa.
O incluso simplemente:
—Sí, mamá.
Aún tenía opiniones. Pero las
expresaba con amabilidad. Aún tenía miedos. Pero los enfrentaba con valentía.
¿Y su familia? Lo notaron. Y la
amaron aún más.
Ellie la Nutria ya no era la niña
del “no”.
Era la niña del sí.
La niña del “lo intentaré”.
La niña del “yo puedo hacerlo”.
Y el mundo se le abrió de formas que
nunca imaginó.
Poema
Final de la Moraleja:
Di “sí” a la vida y lo que traerá,
Prueba nuevos juegos, comidas y más.
Escucha, confía, sin dudar—
Ser amable y valiente te hará brillar.
No comments:
Post a Comment