Thursday, June 19, 2025

Ellie la Nutria Prueba Cosas Nuevas - Un Cuento Infantil

 


Ellie la Nutria Prueba Cosas Nuevas
Por Bill Conley

La moraleja de la historia:

Tener una mente abierta y ser aventurero te ayuda a crecer como una persona amable, valiente y respetuosa. Decir “no quiero eso” o “no me gusta eso” antes de probar algo cierra la puerta a experiencias maravillosas. Escuchar, obedecer y tratar a tus padres con respeto demuestra que confías en ellos para guiarte bien. La vida está llena de sorpresas, ¡pero solo si estás dispuesto a decir “sí” con un corazón alegre!

Ellie la Nutria vivía en la orilla del Río Ondulado con su gran y amorosa familia. Era rápida en el agua, genial lanzando piedras planas, y le encantaba jugar a las atrapadas con sus primos.

Pero Ellie tenía un pequeño hábito que a veces hacía las cosas difíciles.

Cada vez que sus padres sugerían algo nuevo, cruzaba los brazos y decía:

—¡No quiero!
—¡No me gusta eso!
—¡Eso suena aburrido!

Ya fuera probar una comida nueva, ayudar con un quehacer, o ir a un lugar desconocido, la respuesta de Ellie siempre era la misma: no.

Una mañana, su mamá llamó:
—¡Ellie, ven a ayudarme a recoger bayas del río para el desayuno!

—No quiero —resopló Ellie—. ¿Por qué no podemos comer tortitas de nutria otra vez?

—Eso no es muy respetuoso —dijo suavemente su papá—. Te pedimos que ayudes. Es parte de ser una familia.

Ellie puso los ojos en blanco.
—Ugh, está bien —murmuró, arrastrando las patas.

Sus padres se miraron, preocupados.

Más tarde ese día, la tía Olive invitó a Ellie y sus primos a un nuevo parque de juegos al otro lado del río.

—¡Hay una cuerda para columpiarse, un árbol para trepar, y un tobogán hecho de piedra lisa! —dijo emocionada la tía Olive.

Ellie se encogió de hombros.
—No me gustan los columpios de cuerda.

—Nunca has probado uno —dijo su primo Milo.

—Pues no quiero probar —soltó Ellie con brusquedad.

Esa noche, Ellie se sentó en su habitación, refunfuñando.
—¿Por qué todos quieren que haga cosas que no quiero hacer?

Su mamá entró y se sentó al borde de su cama.
—Ellie, ¿puedo decirte algo importante?

Ellie asintió lentamente.

—Cuando siempre dices “no”, te pierdes muchas aventuras. Y cuando contestas mal o te niegas a escuchar, nos duele el corazón. Te amamos. Queremos enseñarte a ser valiente, no malcriada.

Los ojos de Ellie se llenaron de lágrimas.
—No estoy tratando de ser mala...

—Lo sé —dijo mamá con dulzura—. Pero ser respetuosa significa escuchar, intentar, y confiar en que tus padres saben lo que es mejor.

Al día siguiente, algo cambió en Ellie.

Cuando su papá le pidió ayuda para empacar bocadillos para el picnic junto al río, se levantó y dijo:
—¡Está bien!

Cuando su mamá le ofreció una raíz crujiente de espadaña, Ellie frunció la nariz… pero la probó de todos modos.

—Hmm —dijo, masticando—. En realidad está bastante buena.

Más tarde esa tarde, sus primos le rogaron que probara el columpio de cuerda.

Ellie se congeló.

No quería parecer asustada. Pero estaba un poco asustada.

Entonces recordó lo que su mamá había dicho: sé valiente, no malcriada.

—Está bien —dijo—. Lo probaré… una vez.

Subió al borde, agarró la cuerda, y saltó.

¡Wheeee!

El viento le acarició el pelaje. Sus patas rozaron el agua. Y su corazón saltó de alegría.

—¡Eso fue increíble! —rió.

Sus primos aplaudieron.
—¿Ves? ¡Sí te gusta!

Esa noche, de regreso en casa, Ellie ayudó a poner la mesa, limpió su plato y hasta se cepilló la cola sin que se lo pidieran.

Su papá sonrió.
—Estamos orgullosos de ti, Ellie. Hoy has sido amable, respetuosa y valiente.

Ellie sonrió radiante.
—¡En realidad se siente muy bien!

Desde entonces, cada vez que algo nuevo se le presentaba—como una comida nueva, una regla nueva o un reto nuevo—Ellie se detenía antes de decir “no quiero” o “no me gusta eso”.

En su lugar, decía:
—Lo voy a intentar.
—Está bien, veamos qué pasa.
O incluso simplemente:
—Sí, mamá.

Aún tenía opiniones. Pero las expresaba con amabilidad. Aún tenía miedos. Pero los enfrentaba con valentía.

¿Y su familia? Lo notaron. Y la amaron aún más.

Ellie la Nutria ya no era la niña del “no”.

Era la niña del sí.
La niña del “lo intentaré”.
La niña del “yo puedo hacerlo”.

Y el mundo se le abrió de formas que nunca imaginó.

Poema Final de la Moraleja:

Di “sí” a la vida y lo que traerá,
Prueba nuevos juegos, comidas y más.
Escucha, confía, sin dudar—
Ser amable y valiente te hará brillar.

 

No comments:

Post a Comment