Tuesday, June 10, 2025

Sammy la Ardilla Aprende a Limpiar Después de Sí Mismo - Una Historia para Niños


 Sammy la Ardilla Aprende a Limpiar Después de Sí Mismo

Por Bill Conley

La Moraleja de la Historia:
Limpiar después de ti mismo es una forma sencilla de mostrar responsabilidad y cuidado por las personas que te rodean. Cuando dejas platos o desorden, alguien más tiene que hacer el trabajo que tú decidiste no hacer. Poner tu plato en el fregadero o en el lavavajillas demuestra que sabes cuidar tus cosas y ser parte de un equipo. La responsabilidad no se trata solo de tareas grandes—se trata de las pequeñas acciones consideradas que hacen una gran diferencia en el hogar.

En los altos robles de la Arboleda Nutberry vivía una ardilla joven y juguetona llamada Sammy.

Sammy era rápido.
Sammy era divertido.
Y Sammy era desordenado.

Cada vez que terminaba de comer, dejaba migas, cáscaras y vasos pegajosos por todas partes.

“Sammy,” decía su mamá, “por favor pon tu plato en el fregadero.”

“¡Después!” gritaba Sammy mientras salía corriendo por la puerta.

“Sammy,” decía su papá, “no dejes cáscaras de nuez en la mesa.”

“¡Se me olvidó!” decía Sammy, ya trepando a un árbol.

Pero su “después” y “se me olvidó” se convirtieron en montones de platos sucios, cucharas pegajosas y un gran desorden. Sus padres siempre estaban limpiando tras él, y sus hermanos también.

Una noche, después de la cena, Sammy dejó su plato y vaso en la mesa y salió corriendo a jugar a las escondidas con sus amigos.

Mientras él jugaba, su hermanita Squeaky intentó limpiar la mesa. Ella era pequeña, y cuando jaló el plato de Sammy hacia el fregadero—

¡CRASH!
El plato se resbaló y se rompió en el suelo.

Todos corrieron al escuchar el ruido.

“¡Oh no!” gritó Squeaky. “¡Solo quería ayudar!”

Sammy miró el plato roto, luego a su hermanita con los ojos llenos de lágrimas.

“Ese era mi desorden,” dijo en voz baja.

Su mamá asintió. “Exactamente. Y cuando no limpias tus cosas, alguien más tiene que hacerlo—y a veces, pueden salir lastimados.”

Sammy se sintió terrible. No se trataba solo del desorden—se trataba de preocuparse por los demás.

Esa noche, se quedó en la cama pensando:

¿Qué pasaría si trato de ser más responsable? ¿Realmente haría una diferencia?

A la mañana siguiente, Sammy decidió hacer algo distinto.

Después del desayuno, recogió su tazón y cuchara y los puso con cuidado en el fregadero.

Su mamá levantó las cejas. “¡Qué agradable sorpresa!”

“Estoy limpiando después de mí mismo,” dijo con orgullo.

En el almuerzo, limpió sus migas y llevó su plato directo al lavavajillas.

Su papá le dio un pulgar arriba.

Esa noche, después de la cena, Sammy no solo limpió su propio plato—también ayudó a Squeaky con el de ella.

Ella sonrió y le dio un abrazo. “¡Gracias, Sammy!”

Cuanto más ayudaba Sammy, más tranquilo se volvía el hogar. Nada de montañas de desorden. Nada de quejas de mamá o papá.

¿Y Sammy? Se sentía orgulloso. Ahora era parte de la solución, no del problema.

Al final de la semana, Sammy era una nueva ardilla. Incluso les recordaba a sus amigos durante la merienda en la casa del árbol:

“¡No se olviden de limpiar! ¡Sus mamás no son sus sirvientas!”

Sus amigos se rieron—pero lo escucharon.

Ese fin de semana, sus padres hicieron una tabla de “Ayudante de la Semana.”

¿Adivina quién estaba en la cima?

Sammy.

Y no necesitaba premio ni recompensa—porque ahora lo sabía:

Limpiar después de uno mismo no es un castigo—es una forma de mostrar respeto, asumir responsabilidad y hacer que tu hogar sea un lugar más feliz.

Poema con la Moraleja para Cerrar la Historia:
No dejes los platos para que otros los vean,
Limpia con cuidado, con amor y sin pena.
Un poco de esfuerzo puede ayudar—
¡A alegrar tu casa y el día de alguien más!

 

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