Sammy la Ardilla Aprende a Limpiar Después de Sí Mismo
Por Bill Conley
La Moraleja de la Historia:
Limpiar después de ti mismo es una forma sencilla de mostrar responsabilidad y
cuidado por las personas que te rodean. Cuando dejas platos o desorden, alguien
más tiene que hacer el trabajo que tú decidiste no hacer. Poner tu plato en el
fregadero o en el lavavajillas demuestra que sabes cuidar tus cosas y ser parte
de un equipo. La responsabilidad no se trata solo de tareas grandes—se trata de
las pequeñas acciones consideradas que hacen una gran diferencia en el hogar.
En los altos
robles de la Arboleda Nutberry vivía una ardilla joven y juguetona llamada
Sammy.
Sammy era rápido.
Sammy era divertido.
Y Sammy era desordenado.
Cada vez que
terminaba de comer, dejaba migas, cáscaras y vasos pegajosos por todas partes.
“Sammy,” decía
su mamá, “por favor pon tu plato en el fregadero.”
“¡Después!”
gritaba Sammy mientras salía corriendo por la puerta.
“Sammy,” decía
su papá, “no dejes cáscaras de nuez en la mesa.”
“¡Se me
olvidó!” decía Sammy, ya trepando a un árbol.
Pero su
“después” y “se me olvidó” se convirtieron en montones de platos sucios,
cucharas pegajosas y un gran desorden. Sus padres siempre estaban limpiando
tras él, y sus hermanos también.
Una noche,
después de la cena, Sammy dejó su plato y vaso en la mesa y salió corriendo a
jugar a las escondidas con sus amigos.
Mientras él
jugaba, su hermanita Squeaky intentó limpiar la mesa. Ella era pequeña, y
cuando jaló el plato de Sammy hacia el fregadero—
¡CRASH!
El plato se resbaló y se rompió en el suelo.
Todos corrieron
al escuchar el ruido.
“¡Oh no!” gritó
Squeaky. “¡Solo quería ayudar!”
Sammy miró el
plato roto, luego a su hermanita con los ojos llenos de lágrimas.
“Ese era mi
desorden,” dijo en voz baja.
Su mamá
asintió. “Exactamente. Y cuando no limpias tus cosas, alguien más tiene que
hacerlo—y a veces, pueden salir lastimados.”
Sammy se sintió
terrible. No se trataba solo del desorden—se trataba de preocuparse por los
demás.
Esa noche, se
quedó en la cama pensando:
¿Qué pasaría si
trato de ser más responsable? ¿Realmente haría una diferencia?
A la mañana
siguiente, Sammy decidió hacer algo distinto.
Después del
desayuno, recogió su tazón y cuchara y los puso con cuidado en el fregadero.
Su mamá levantó
las cejas. “¡Qué agradable sorpresa!”
“Estoy
limpiando después de mí mismo,” dijo con orgullo.
En el almuerzo,
limpió sus migas y llevó su plato directo al lavavajillas.
Su papá le dio
un pulgar arriba.
Esa noche,
después de la cena, Sammy no solo limpió su propio plato—también ayudó a
Squeaky con el de ella.
Ella sonrió y
le dio un abrazo. “¡Gracias, Sammy!”
Cuanto más
ayudaba Sammy, más tranquilo se volvía el hogar. Nada de montañas de desorden.
Nada de quejas de mamá o papá.
¿Y Sammy? Se
sentía orgulloso. Ahora era parte de la solución, no del problema.
Al final de la
semana, Sammy era una nueva ardilla. Incluso les recordaba a sus amigos durante
la merienda en la casa del árbol:
“¡No se olviden
de limpiar! ¡Sus mamás no son sus sirvientas!”
Sus amigos se
rieron—pero lo escucharon.
Ese fin de
semana, sus padres hicieron una tabla de “Ayudante de la Semana.”
¿Adivina quién
estaba en la cima?
Sammy.
Y no necesitaba
premio ni recompensa—porque ahora lo sabía:
Limpiar después
de uno mismo no es un castigo—es una forma de mostrar respeto, asumir
responsabilidad y hacer que tu hogar sea un lugar más feliz.
Poema con la Moraleja para Cerrar la Historia:
No dejes los platos para que otros los vean,
Limpia con cuidado, con amor y sin pena.
Un poco de esfuerzo puede ayudar—
¡A alegrar tu casa y el día de alguien más!
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